domingo, 22 de noviembre de 2015

Vida de un Parado

Esta es la tercera vez que me encuentro parado en apenas 4 años. Otra vez se repite la misma historia. Pero ya estoy cansado, cansado de salir por las mañanas, entregar cientos de curriculums para nada, nadie te llama, no existes, el mundo se ha olvidado de ti. Toda la mañana pateando las calles, visitando empresas que te han dicho que están cogiendo gente, y nada, no hay absolutamente nada para ti.

Vuelves a casa, cansado, asqueado, desilusionado por vivir, porque empiezas a plantearte qué significado tiene estar en este mundo, si lo único que ves es sufrimiento a tu alrededor. Has consumido las prestaciones y apenas tienes nada,apenas para comer.

Cada día que pasa, te vas convenciendo de que según pasa el tiempo te vas volviendo más inutil, te cuestionas tu papel de marido, de buen padre, porque ni siquiera eres capaz de dar de comer a tu familia. Se te desgarra el corazón cuando llega el cumpleaños de tu hijo y no tienes nada para regalarle, eso tambien le afecta a él, porque se pregunta porqué sus amigos tienen de todo y él, él no tiene nada. Su padre es pobre, y en cierto modo, se avergüenza de él.

Te sientes un fracasado, un deshecho repudiado del resto de los que te rodean porque no tienes nada, ni siquiera un mísero trabajo. Encima, te tachan de vago, que no queres trabajar y sólo deseas vivir de las escasas ayudas que te dan.

Tienes todo el tiempo del mundo, 24 horas al día dándole vueltas a la cabeza, sin encontrar una respuesta, una explicación, una chispa de lucidez que te devuelva la ilusión...

Lo siento mucho, ánimo, sé fuerte que todo se arreglará, cosas así son las que me dicen dándome una palmadita en la espalda, pero nadie ayuda, nadie.

Sólo yo soy el que sabe lo que es decirle a tu hijo que ni siquiera tiene galletas para desayunar, y sólo le puedes ofrecer un trozo de pan duro. No tiene precio ver el sufrimiento de tu familia, y tú impotente, sin poder hacer nada al respecto.

Le he dado mil vueltas, millones, he buscado mil formas de quitarme la vida, de quitarme de enmedio porque soy humano y tengo un límite, muchas veces me han dado ganas de tirar la toalla, mandar todo a la mierda, pero no he podido, soy cobarde y ni para eso valgo.

Sales a la calle, observas como la gente sigue su rutina, nada ha cambiado, sólo para mí y mi familia, estamos marcados por alguna fuerza maligna.

Me deshaucian dentro de 15 días y no tengo dónde ir, ni amigos, ni familiares... nadie. Pienso que el día que tenga que salir de mi casa, el que fue nuestro hogar durante 15 años, con mis tres hijos cogidos de la mano, ese día mi vida seguramente se haya terminado.

¿Qué puedo decirles cuando tengan frío, cuando me pidan un bocadillo, cuando me pregunten el porqué nos han echado de nuestra casa? No tengo respuestas porque el dolor me impide pensar, ya ni siquiera me quedan lágrimas de porqué tengo que llorar si la vida para mí ya no tiene sentido.

Es injusto, pero yo estoy con las manos atadas, no valgo para robar, para dejarme atrapar por el abismo del mal, quizás sería una salida rápida y eficaz, pero no valgo para eso.

Hablaré con mi mujer de todo esto, quizás lleguemos a la conclusión de que hemos nacido en una época que no nos pertenecía, en una sociedad que se rige por el dinero que posee cada uno, una sociedad en la que no hay cabida para nosotros, quizás en otra vida, en otro lugar, seamos felices. Hoy solo sentímos tristeza, amargura y dolor por ver el porvenir que nos espera a mí y a mis hijos.

Maldita vida.

SHernández

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