Paolo Vasile se lleva el título de gilipollas de la semana de El Jueves.
Hay veces en las que merece la pena estar callado. Cuando no tienes nada que decir lo más sensato es no decir nada. Verlas venir. Que sea otro el que abra la boca y se retrate. Puede que sea un concepto complicado para el consejero delegado de una televisión pero estaría bien. Podría, de hecho, instaurar la norma en sus cadenas: Un imperio de la comunicación en el que todos estuvieran muy calladitos. Sería fantástico. Información sin estridencias. Aunque eso el fax ya lo hacía y renunciamos a él. Tenemos lo que nos merecemos y estamos abocados a la extinción, qué lo sepáis. El caso es que Paolo Vasile debió perderse esa clase en la escuela de villanos y, claro, luego pasa lo que pasa. Aunque bien mirado, no hay una sola imagen del italiano acariciando un gato blanco en su despacho por lo que puede que sea autodidacta.
Y sí. Ya lo sabemos. Una mala tarde la tiene cualquiera, la gente que piensa en un idioma pero se tiene que expresar en otro a veces se lía y esto con el Esperanto se solucionaba. Es verdad; pero decir que Belén Esteban es la precursora del 15-M te hace no sólo merecedor de nuestro humilde gilipollas de la semana sino que acredita para que se te practique un pasillo de collejas muy largo.
Pero analicemos las palabras de Vasile para no sacarlas de contexto (no es algo que nos preocupe. De hecho nosotros vivimos de sacar las cosas de contexto pero como tenemos las declaraciones y el que escribía antes esta sección metía unas chapas de escándalo). Al tema, comentadas y todo para que no os quejéis: "Belén Esteban es un personaje extraordinario (aquí estamos de acuerdo, ¿ves? Como Alf). Es la precursora del 15-M. Representa a la mujer que protesta (gritar no es protestar. Es gritar), inconformista (operarte la nariz y que te quede peor de como la tenías no es ser inconformista. Es ser… En fin. No es ser inconformista). Representa al desahogo de la gente (vamos que si aquí no hay una guerra civil es gracias a ella que hace de válvula de escape, oiga). La gente puede estar indignada de forma pacífica y pronunciarse de forma enérgica (qué gritar no es protestar; coño), como Belén, y mostrar la decepción por un sistema (hay que ser muy limitada para decepcionarse por un sistema que te permite vivir del cuento y del espermatozoide espabilado de un torero, ¿no?".
Pues es verdad. Ahora ha quedado todo mucho más claro. Lo dicho. Gilipollas.
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