Alrededor de 137.000 individuos con fortunas en efectivo superiores al millón de dólares desaparecen, como por arte de magia, en el Estado español a la hora de hacer la declaración de la renta. Esta es la escandalosa conclusión a la que llega el profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona Daniel Raventós, en el artículo "¿Dónde están los ricos del reino de España?".
En el citado artículo, Raventós comienza realizando un ilustrativo análisis acerca de la declaración de ingresos que se realiza en el Estado español mediante el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF). "Sabido es -afirma el profesor de la Universidad de Barcelona -que este impuesto grava muy principalmente a las personas que cobran un salario, y también que la mayoría de los empresarios que declaran IRPF acostumbran a ganar, de darles crédito, muy poco, tan poco que son una mayoría de mileuristas".
Raventós toma en su artículo los datos hechos públicos por la Agencia Tributaria sobre la declaración del año 2009, los últimos disponibles hasta el momento, del IRPF. Las personas que declararon ingresos superiores a 601.000 en ese año fueron exactamente 6.829. Una cifra que representa apenas el 0,035% del total de declaraciones (19.315.353). “Solamente dos años antes -apunta Daniel Raventós - eran 10.580 las liquidaciones que declaraban unos ingresos brutos superiores a 600.000 euros (aproximadamente 100 millones de pesetas). Para este economista resulta evidente que "sólo un desinformado o un interesado puede conjeturar que este descenso es debido a la crisis". Pero si esta cifra es ridículamente baja -continúa argumentando Raventós- "también lo es el número de liquidaciones del IRPF del tramo inmediatamente inferior, el que está comprendido entre 150.000 y 600.000 euros". En este caso, según la agencia tributaria, se trata de 78.338. Es decir, el cero, 41% del total. Entre ambos tramos suman 85.167 declarantes.
"Cualquier persona razonable -afirma Daniel Raventós - tiene la sensación de que hay muchas más personas de 6.829 que deberían declarar en su IRPF más de 601,000 euros. Como también hay muchas más personas que deberían declarar en 150.000 y 600.000".
Raventós, sin embargo, no se contenta con apelar al sentido común y aporta otras cifras relativas también al año 2009 que no coinciden en absoluto con las mencionadas estadísticas de la Agencia Tributaria. En su artículo, el profesor de la Universidad de Barcelona alude a los informes anuales efectuados por las empresas de inversión y gestión de capitales Merril Lynch y Capgemini sobre el estado del mundo de sus potenciales clientes: los ricos. Estas compañías -informa Daniel Raventós - califican como High Net Worth, es decir, individuos de "valor neto elevado", a aquellos que tienen activos superiores al millón de dólares. De esta contabilización quedan excluidos bienes como la primera vivienda, los consumibles, los coleccionables o los de consumo duradero. Se trata, en definitiva, de millonarios evaluados exclusivamente a partir de su dinero en efectivo y de los activos rápida y fácilmente convertibles en líquido. "No hace falta añadir -continúa escribiendo el economista -que son personas mucho más ricas de lo que esa cantidad sin más puede dar a entender".
Siguiendo estos criterios, según Merrill Lynch y Cagemini en el año 2009 había en el Estado español 143.000 personas de "valor neto elevado". Teniendo en cuenta la cotización del dólar respecto al euro de ese año el equivalente de los ricos de 1 millón de dólares contabilizados por ambas compañías sería de entre 600.000 y 700,000 euros. Justamente la cifra situada por encima del tramo al que se refiere la Agencia Tributaria española.
Aunque no se trata de datos equivalentes -reconoce Daniel Raventós -las 6.829 declaraciones situadas en el tramo superior a 600.000 euros en el 2009 representan menos del 5% de esos 143.000 millonarios. Un margen – dice - "demasiado elevado".
Para ampliar su análisis, el profesor de la Universidad de Barcelona incluye también la información aportada por el sindicato de los inspectores de Hacienda, que aseguraban el pasado mes de abril "que el empleo sumergido en España viene favorecido por la existencia de dinero negro". De acuerdo a los cálculos efectuados por estos inspectores la economía sumergida en España mueve anualmente 245.000 millones de euros, es decir, el 23.3% del PIB. De ellos, 161.000 millones proceden de la vertiente fiscal sumergida.
Con estos datos -sostiene Daniel Raventós -"las cosas están bastante claras. Los pocos que en el Estado español acaparan el dinero a espuertas no declaran casi nada. Al mismo tiempo, se recortan gastos sociales y condiciones laborales para, dicen, combatir (sic) el déficit público".
"Pocas veces -concluye Raventós – ha resultado tan evidente en beneficio de quién diseña la política económica el Gobierno".
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