Si bien esta medida es considerada por muchas como un paso de progreso para las mujeres, especialmente para aquellas que sufren fuertes dolores menstruales, la propuesta ha levantado controversias tanto dentro como fuera de Italia y dentro del propio movimiento feminista. Reconocen que, si bien es una medida que a simple vista parece buena, no está exenta de riesgos. Uno de los principales: que suponga una mayor discriminación a la hora de que las mujeres accedan a un puesto de trabajo.
"En un mundo ideal, donde los derechos de las mujeres estuvieran plenamente reconocidos, ésta sería una medida excelente, porque hay muchas mujeres que sufren fuertes dolores relacionados con la menstruación. Pero no estamos en un mundo ideal. Si tenemos en cuenta que por el simple hecho de poder quedarte embarazada se produce una disminución de la contratación de las mujeres, esta medida podría tener como consecuencia una mayor discriminación a la hora de acceder a un puesto de trabajo", afirma Yolanda Besteiro, Presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas.
"Si esa medida se planteara en España, si algún grupo propusiera legislar sobre las bajas pagadas por este tipo de dolencias, probablemente mi organización se abstendría. Tenemos aún muchas conquistas que conseguir para la igualdad de las mujeres y ésta presenta demasiados riesgos", añade Besteiro.
Gina Aran, profesora de Economía y Empresa de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) y experta en recursos humanos afirma que "lamentablemente esta baja 'ad hoc' podría generar más discriminación para la mujer, que queda señalada bajo el estereotipo de 'está en esos días' y suponer más trabas en cuanto a su contratación".
En Italia, el debate no es muy diferente. En un reciente artículo, el Washington Post resaltaba los comentarios de la economista y investigadora del Instituto FBK-IRVAPP, Daniela Piazzlunga, que reconocía que las mujeres italianas "ya se están tomando días de baja debido a los dolores menstruales, pero esta ley les permitiría hacerlo sin utilizar bajas laborales u otro tipo de permisos". Sin embargo también afirma que "podría tener la repercusión negativa de disminuir la contratación de trabajadoras en las empresas o que las mujeres fueran penalizadas tanto en el salario como en el desarrollo de su carrera profesional".
De hecho, nuestro vecino es el país de la UE (de los 28) con la tasa más baja de participación de la mujer en el mercado de laboral. Según datos de la Organización para el desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE), tan sólo el 65% de las mujeres italianas trabaja, dato alejado de los de España, en donde el índice de ocupación de las mujeres es del 75,5%.
Algunas expertas manifiestan que el problema no es la mujer y sus ciclos, sino la propia estructura del mercado laboral. Según declaraba recientemente a Público Erika Irustra, investigadora, pedagoga y activista menstrual, "no puede ser que la mitad del planeta tenga el cuerpo mal. Yo no estoy mal. El mundo se ha diseñado sin la mitad del planeta y sobre ella. El problema es cómo se gestiona. Asumimos que el dolor es cosa nuestra, que es intrínseco o propio del cuerpo femenino, no del entorno estresante del sistema productivo. Nos sentimos culpables todo el rato y eso genera estrés y alteración hormonal con puntos de dolor. La manera en que comemos o dormimos (o no) nos afecta. Esto nos enferma. Aceptamos que somos nosotras las que fallamos. Respuesta que te dan: Ibuprofeno o ten un hijo". Y añade: "Si menstruaran ellos, el sistema social se organizaría en torno al ciclo menstrual. Seguimos regidos por una cultura judeocristiana, con cimientos culturales por los que las mujeres tenemos que superar el cuerpo que somos".
En la actualidad, tan sólo un puñado de países asiáticos, como Japón, Corea del Sur o Taiwan han regulado legalmente las bajas por dolores menstruales y unas pocas empresas, como Nike o la inglesa Coexist han implementado esta medida para sus empleadas.
En España, esta dolencia crónica, conocida también como síndrome premenstrual (SPM) o dismenorrea, lo sufre el 73% de las mujeres, pero sólo un 9% de forma severa. Entre los síntomas más comunes se encuentran el dolor abdominal y pélvico que aparece antes o durante la menstruación. Además, en ocasiones provoca náuseas, dolor físico, cansancio y dolor de cabeza, entre otros efectos.
En nuestro país, las mujeres aquejadas por esta dolencia crónica causan de media 1.500 días de baja a lo largo de su vida laboral, según datos de la Sociedad Española de Ginecología, recogidos por Europa Press.
Al otro lado de la balanza, según señala Vidal "si una trabajadora acumula un determinado número de bajas temporales en un período concreto podría llegar a ser despedida de manera procedente con el pretexto de faltas de asistencia injustificadas, pero intermitentes".
El artículo acaba con un debate al que invitan a participar. Pincha en el enlace y participa... ¿Crees que deberían regularse en España las bajas por "dolores menstruales"?
Sí, debería ser un derecho para todas las mujeres
Sí, sólo si un médico lo prescribe como dolores crónicos
No, se pone en riesgo la igualdad laboral hombres-mujeres
No, podría dar pie a la picaresca para faltar al trabajo
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