Tras esta falsedad, empiezan a discurrir una serie de imágenes de mujeres que parecen disfrutar de la vida. Una mujer abraza a otra, posiblemente su madre, otra mujer corre vestida con ropa de deporte, otra mujer abraza a su perro, etc.
Si no es porque hacen la advertencia al principio del anuncio, nadie pensaría que se va a hacer un anuncio publicitario sobre la superación de la violencia contra las mujeres.
El anuncio parece que intenta vender la idea, de que hay un futuro esperanzador, y que, tras vivir una situación de violencia machista, la felicidad está asegurada, sobre todo, como dice en el eslogan, si se denuncia llamando al 016.
Ante toda esta ridícula puesta en escena, sin hacernos eco, para no dejarnos contaminar por colectivos involucrados, que conocen de primera mano la vida de mujeres reales que viven la violencia de género en sus carnes, nos cuestionamos varias cosas de esta campaña.
La primera, el coste económico de la misma. Se habla de 1,2 millones de euros, cantidad que se invierte en dar un mensaje que genera desconcierto y está a años luz de la realidad que viven quienes padecen la violencia.
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