La CEOE, esa organización de humoristas disfrazada de sindicato de empresarios, ha lanzado un nuevo chiste negro a la carnaza mediática. Según esa organización grupal, para acabar con la alta tasa de paro de las personas mayores de 45 años, la solución es: tachan, tachan, contratarlos de aprendices con sueldos de aprendices. Vamos que su idea es que entren a trabajar a las empresas por un precio simbólico, porque claro, enseñarles a estar en la cadena o a embalar paquetes en Amazon es dificilísimo y necesitan montar una escuela de formación profesional ancianil, llena de alumnos y alumnas de muchas décadas a sus espaldas.
Ahora en serio, nos reiríamos con estos chistes, pero no es cosa de risa, porque esta gente cuando habla, es como la española de verdad, que besa y besa hasta dejarte sin aire.
Su perversidad, su prepotencia y su miseria no tienen límites. Quieren volver a la esclavitud por la vía del empleo precario.
La lástima es que esta sociedad española tan mísera de acción, de apoyo mutuo y de fraternidad, no reacciona ante estas barbaridades.
Somos una sociedad de zombis, con el cerebro absorbido por el día a día de esta camarilla de explotadores y zánganos, que para comprarse sus zapatos manolos y sus bolsos loewe y sus abrigos de zorra blanca, o sus ferraris descapotables y sus apartamentos en puerto banús, necesitan ahora sacar el dinero de las espaldas de la clase trabajadora.
España, camisa blanca de mi esperanza, lleva camino de emplear para vestirse el clásico mono naranja de las y los presos del corredor de la muerte.
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