El asunto viene de largo. Australia demandó a Japón hace hace cuatro años porque el país nipón estaba realizando una explotación comercial disfrazada de investigación, conocida como "caza científica" de ballenas, en la Antártida. Que el tribunal la haya declarado ilegal es por tanto una gran noticia. La decisión es vinculante: tanto Japón (el demandado), como Australia (quien llevó el caso ante la corte) acordaron respetar la sentencia.
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