Hace años perdí mi trabajo. Trabajaba en la construcción; más de 20 años como profesional. Pasé a cobrar subsidio, y a esperar que la situación se arreglase. Dos semanas después, mi mujer también fue despedida. Ella ni siquiera tenía contrato; trabajaba limpiando una casa. La televisión decía que todo se arreglaría.
Pasó el tiempo. Las cosas se apretaban. La hipoteca venía, mes a mes, como un intruso al que no has invitado, y yo seguía sin trabajo. Mis dos hijos lo notaban. El clima en casa era cada vez mas decadente. La televisión decía que todo se arreglaría.
Reformas. Laboral, para quitar mis pocos derechos, y fiscal, para darle más al que ya tenía demasiado. Lucha de clases, decía un vecino. No sé. Seguía parado. Los dos, mi mujer y yo. Ahora, con la ayuda familiar, apenas podíamos llegar a fin de mes. La televisión decía que todo se arreglaría.
Pasó mas tiempo. Dicen que vivimos del subsidio. Es cierto. Ojalá pudiera trabajar. Este sistema está podrido, desfasado. Inutiliza la mano de obra porque "el mercado no lo permite". Un ente abstracto impide que mis hijos coman. Capitalismo dice mi vecino. No sé. La televisión decía que todo se arreglaría.
Nos acaban de enviar la orden de desahucio. En un mes, no tendremos hogar. Nuestro hogar, por el que tanto hemos luchado, en el que tanto hemos vivido. Todo es una farsa. ¿Mas de media vida trabajando para esto? No entiendo absolutamente nada. Mi cabeza no puede comprender el por qué de todo esto. La televisión decía que todo se arreglaría.
Ayer tuve que pedir un cartón de leche a mi vecino, para que mis hijos pudieran desayunar. No pude evitar llorar. Siento frustración. Rabia. Odio. Mi vecino dice que debo canalizarlo. Me dice que así es como funciona nuestro sistema, y que debo luchar por cambiarlo con inteligencia. No sé. La televisión decía que todo se arreglaría.
Hoy hace dos meses que mi familia y yo vivimos en un albergue. Un policía detuvo a mi mujer cuando se colocó frente a la puerta. Mi vecino también trato de obstruir el paso del cerrajero. No tengo nada. No tenemos nada. La televisión dice que todo se ha arreglado, que ya estamos por el buen camino. Me derrumbo con cada nueva noticia que el Telediario lanza a mi cerebro.
Ayer, en la manifestación por algo tan básico como la dignidad, un antidisturbios no dudó en pegarme. Después de todo esto, soy yo el que recibe los palos. La gente no tardó en responder con piedras hacia el antidisturbios que me vapuleaba.
La televisión dice que yo soy el violento.
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