jueves, 25 de abril de 2019

La Revolución de los Claveles

Eran cerca de las nueve de la mañana del 25 de abril de 1974 cuando Celeste Caeiro caminaba por la plaza del Rossio de Lisboa con un ramo de claveles.
  
En el restaurante donde trabajaba, su jefe había dado el día libre a los empleados y les había dicho que podían llevarse las flores que tenían preparadas para celebrar el primer año de apertura del negocio. Al parecer, el ejército se había levantado y por eso decidieron cerrar el establecimiento.
  
Un soldado le pidió un cigarrillo. Ella se disculpó, le dijo que sólo tenía claveles y le ofreció uno. El soldado, que estaba encima de un tanque, estiró el brazo, tomó el clavel y lo colocó en su fusil. Sus compañeros le imitaron pidiendo a Celeste uno de esos claveles que llevaba bajo el brazo, hasta repartirlos todos.
  
Celeste Caeiro acababa de convertirse involuntariamente en una de las protagonistas de la Revolución de los Claveles, y probablemente la responsable de que se la conozca por ese nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario