Destruir los servicios públicos y la protección social, congelar los salarios y las pensiones, aumentar la productividad de los empleados, aplicar impuestos a las personas que trabajan, instalar la precariedad en todos los sectores, atacar los conocimientos y saberes de los trabajadores/as ... es una guerra social que se libra contra los asalariados/as, los desempleados/as y los jubilados. Para lograr sus fines, patronal y gobiernos recortan todas las conquistas democráticas y las libertades y derechos sindicales ganadas por las generaciones anteriores, minimizan las legislaciones social en cada país, reprimen a quienes se resisten, estigmatizan a los pobres y a los inmigrantes.
En esta situación debemos volcar todas nuestras fuerzas en la lucha.
La deuda contraída por los sucesivos gobiernos y el endeudamiento privado, ha sido utilizada para hacer funcionar el sistema capitalista, para disimular un reparto cada vez más y más desigual de las riquezas y los beneficios de los capitalistas, banqueros o industriales, para aumentar las ganancias de los accionistas.
Se deben cancelar esas deudas públicas de las que nosotros no somos responsables. La crisis marca el fracaso de las políticas que pretenden dar al mercado el destino de la humanidad. Es el sistema mismo lo que está en crisis y lo que debe ser cuestionado, al que debemos oponer una alternativa.
Hay que repartir de otra manera la riqueza que producimos; hay que tomar algunas acciones inmediatas y nuestras movilizaciones pueden imponerlas: cambiar por completo el sistema de impuestos, aumentar los salarios, pensiones y subsidios, crear puestos de trabajo socialmente útiles y estables, etc. Pero todo ello debe apoyarse en fuertes medidas estructurales: desarrollo de los servicios públicos en todos los sectores considerados bien común y útiles a la sociedad, garantizar la protección social para todos, promover la formación y la cultura, hacer efectiva la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, etc .
El sistema capitalista está en crisis. Una parte del movimiento sindical ha aceptado lo esencial de su funcionamiento y de sus objetivos, convirtiéndose en tanto que pieza de este tipo de sociedad. Por el contrario, muchos colectivos sindicales y sindicatos de base continúan la acción emancipadora del sindicalismo: defender los intereses inmediatos de los trabajadores y construir una sociedad que no se base en la dominación y la explotación de la mayoría de la población. Este sindicalismo, el nuestro, es también internacionalista.
La crisis hace crecer la xenofobia y el racismo. Combatimos estos dos flagelos con la construcción de la solidaridad internacional de los trabajadores.
Para salvar su sistema capitalista y sus beneficios, patronos y accionistas se organizan a nivel internacional. El movimiento sindical debe actuar a través de las fronteras para imponer un sistema distinto del que explota a los trabajadores / ella, saquea los recursos naturales y los países pobres, y organiza el hambre , la miseria y la precariedad, ataca por todas partes las libertades democráticas y los derechos fundamentales…
Construimos una red sindical alternativa en Europa, abierta a todas las fuerzas que quieren luchar contra el capitalismo y el liberalismo, por los intereses y aspiraciones obreras, por la emancipación de todos y todas, por el bien común, por la transformación de la sociedad.
Son ellos los que deben pagar por su crisis.
Es nuestra tarea imponerles, con la lucha, nuestras exigencia sociales.
Es nuestra tarea imponerles, con la lucha, nuestras exigencia sociales.
Red Europea del Sindicalismo Alternativo y de Base
No hay comentarios:
Publicar un comentario