Mariano Rajoy estaba sentado en un avión al lado de una niña, la miró y le dijo:
- Charlemos, he oído decir que los vuelos parecen menos largos si uno conversa con la persona que tiene al lado.
La niñita, que acababa de abrir un libro para ponerse a leer, lo cerró lentamente y dijo con voz suave:
- ¿Sobre qué le gustaría conversar?.
- Pues no sé, -dijo Mariano- ¿qué tal economía? -y mostró una gran sonrisa-.
- Bueno -dijo ella- ese parece ser un tema interesante. Pero déjeme hacerle una pregunta primero. Un caballo, una vaca y un ciervo comen lo mismo: pasto.
- Sí -contestó el presidente-.
- Pero el excremento del ciervo es como bolitas pequeñas, el de la vaca es una pasta y el del caballo parece una pelota de pasto seco. ¿Por qué cree usted que sucede eso? -preguntó la niña-.
Mariano, visiblemente sorprendido por la inteligencia de la niña, lo pensó un momento y luego dijo:
- ¡Hummm, no tengo ni idea!.
A lo cual la delicada y dulce niña contesta:
- ¿De verdad se siente calificado para discutir sobre economía, cuando no puede opinar sobre una mierda?.
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