jueves, 8 de septiembre de 2016

Varios taxistas se niegan a llevar a un usuario por machista

"No es la primera vez que ocurre, aunque tampoco es algo habitual", explica Daniel Díaz, taxista, escritor y colaborador en 20 Minutos, sobre la situación que vivió este miércoles cuando un hombre se negó a montar en el taxi que conducía una mujer.
 
Daniel vivió una situación que "creía que estaba superada": era el segundo de una fila de cinco taxis y un hombre se acercó a la carrera hasta el suyo. Aunque le correspondía a la mujer del primer vehículo llevarle. El comentario que hizo le dejó claro que se encontraba ante un "idiota", afirma. "Yo con una mujer no me monto, que no llego", explica que fueron sus palabras. "El hombre iba a tarde a coger un tren o algo así y debió pensarse que mi compañera no llegaría por el hecho de ser mujer".
 
Su compañera, a la que no conoce personalmente, se bajó del coche al ver la situación. Daniel se negó a llevarle y ella le hizo un gesto de agradecimiento, "aunque no hacía falta", dice Daniel. Después, los otros tres compañeros de la parada también se negaron. "Somos unos 20.000 taxistas en Madrid y es habitual que te toque una mujer", explica el escritor.
 

 
"Nos sentimos arropadas"
 
En diez años como taxista he tenido dos malas experiencias Olga es taxista desde hace diez años. "En este tiempo he tenido dos malas experiencias", cuenta. La primera vez fue en una situación similar a la que presenció y vivió este miércoles Daniel. "Estaba la primera de la fila y el hombre se fue al segundo, me bajé y le dije 'caballero es aquí'", explica ella. La respuesta de él fue que con señoras no se montaba. "Le pedí a mi compañero que por favor no le llevara, pero lo hizo y me indigné más por eso que por lo que el hombre me dijo".
 
Sin embargo, que su compañero decidiera llevar a este hombre "es un caso entre muchos, normalmente nos apoyan: nos sentimos arropadas", afirma Olga.
La segunda situación la hizo sentirse "humillada". Un hombre le pidió que le llevara a un sitio al que no sabía llegar, por lo que le pidió indicaciones. "Me dijo que le pidiera a mis compañeros que me enseñaran a hacer mi trabajo y a conducir", cuenta. "Despreció mi trabajo por el mero hecho de ser mujer, sin que me moviera del sitio".
 
"Pero son casos aislados", señala Olga. "Nadie tiene derecho a despreciar tu trabajo por tu sexo o tu raza, que también ha pasado", asegura esta taxista madrileña.

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