La OCDE compara la situación de los pensionistas españoles con los de la media de los países ricos. Y llega a la conclusión de que mientras los primeros dependen casi totalmente de los ingresos que obtuvieron durante su vida laboral, en los otros países este vínculo es más débil. "Esto derivará en una mayor desigualdad en los ingresos de los futuros pensionistas", asegura la ficha sobre España que acompaña al estudio.
Mientras que los jubilados de los países de la OCDE reciben en torno a dos tercios de sus pensiones en función de sus ingresos previos, en el caso de España este porcentaje es de casi el 100%. El cambio en el cálculo de las pensiones españolas —que entró en vigor en 2014 y que implicaba el abandono del IPC como base para revalorizar las pensiones, y su sustitución por un mínimo del 0,25%— contribuirá a reducir los pagos a los futuros pensionistas.
"España no dispone de fuertes redes de seguridad que redistribuyan los ingresos de las pensiones, al contrario que muchos países de la OCDE que tienen estos mecanismos como complemento de los esquemas ligados a los ingresos previos", añade el texto. "En otros países, el sistema de pensiones se basa más en una redistribución directa (Dinamarca) o en una fórmula de redistribución progresiva (República Checa)", aclara Hervé Boulhol, autor del informe y economista senior de la OCDE. El panorama que pinta este organismo para los pensionistas es especialmente negro para los menos educados y para las mujeres que abandonaron el mercado laboral para ocuparse de sus hijos u otros familiares. "El rápido envejecimiento de la población española va a magnificar los problemas creados por unos ingresos insuficientes y una mayor desigualdad" continúa.
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