Hace unos ocho años, tuve el placer de estrechar amistad con un destacado dirigente de Comisiones Obreras. Concretamente, se encargaba de la gestión política del área formativa del sindicato. Con un descaro insultante, se jactaba de pagar servicios de prostitución con dinero del sindicato y ofrecía cursos de formación a diestro y siniestro. Ponía todas las facilidades del mundo a la hora de acceder a los programas de formación: "Si no puedes acudir, no te preocupes, yo te paso la hoja de firmas, firmas todas las jornadas y te doy el título", decía con una caradura insostenible.
Este "sindicalista", sin formación superior ni inferior, ni se acordaba ya del centro de trabajo del que se liberó. Hacía más de 20 años que no fichaba en la empresa siderúrgica por la que había sido liberado para labores sindicales. Afiliado y destacado miembro del PCE, en los comienzos de la democracia, y más tarde a IU, afirmaba orgulloso que había dejado de votar a la izquierda en beneficio del PP. "La derecha es ahora la gran aliada de la clase trabajadora", aseveraba el cliente de prostitución con el dinero del sindicato.
En este contexto, también conocí a la mujer que se encargaba de la política de Formación y Empleo de la comunidad autónoma, honesta en su tarea de fiscalizar adónde iban las jugosas partidas presupuestarias que su Ejecutivo destinaba a las organizaciones sindicales para formar y reciclar a los trabajadores en activo o parados. Esta mujer (de la que no diré su nombre como tampoco publicaré el nombre del sindicalista que se iba de putas con el dinero de la formación) se quejaba amargamente de que su departamento tenía demasiados gastos de los sindicatos sin justificar. Es decir, la organizaciones formativas de los sindicatos no habían justificado a qué habían destinado el dinero que la administración pública dedicaba a mejorar la empleabilidad de los ciudadanos.
Ahora, nos encontramos con que el representante de CCOO en la mesa de "expertos" (sólo una experta) y que ha votado a favor de la reforma de las pensiones, en la que salen ganando los intereses de la banca y en la que será necesario presentar la partida de defunción para poder cobrar una pensión, es un hombre afín a UPyD, la nueva derecha populista española que se ha convertido en el partido portavoz de FEDEA (Fundación de Estudios de Economía Aplicada), el lobby neoliberal español que financia Botín y otras grandes empresas españolas para que se lleven "las reformas que España necesita" como, por ejemplo, el contrato único: la generalización de la precarización a costa de la igualación, que no la igualdad. Ver lista de patronos (financiadores) del lobby neoliberal español llamado asépticamente Fundación de Estudios de Economía Aplicada.
En las últimas elecciones a la Comunidad de Madrid, el ex secretario general de CCOO José María Fidalgo, se paseaba de la mano de Rosa Díez por los mítines de la formación magenta. No es descabellado que UPyD tenga una imagen moderna pero en todas sus votaciones de calado (modelo sanitario, educativo, fiscal, autonómico o laboral) vote junto al PP. O que defienda un modelo energético que sólo está sirviendo para el enriquecimiento de las grandes empresas eléctricas. Hablar de coches oficiales es el truco para no hablar de la injusticia de un modelo económico injusto porque hay partidos y políticas que lo hacen injusto.
Ha habido motivos más que suficientes para criticar a los sindicatos de clase desclasados, y no lo he hecho. Pensando que no era el momento ante las ganas de Esperanza Aguirre de acabar con la única herramienta que tienen los trabajadores para defenderse. Ahora, la situación clama al cielo. Es insostenible este modelo de sindicatos de clase desclasados, convertidos en máquinas burocráticas y liderados por gente que usa los derechos de los trabajadores para legislar en contra de éstos. Los sindicatos no son los culpables de la crisis, está claro, pero necesitamos otros sindicatos o que los existentes retomen su filosofía fundacional: redes de solidaridad para ayudar a los que sólo tienen la protección de su salario o la desesperanza del desempleo. Y CCOO debe cesar de inmediato a Miguel Ángel García, director de su gabinete de estudios e ideólogo de las políticas de pensiones y reforma laboral de la formación de Rosa Díez. Es incompatible ser portavoz de los intereses de FEDEA y de los trabajadores. Sindicatos sí, pero no así.
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