Después de más de 50 meses de cruenta guerra, la imposición de dogmas religiosos en las zonas ocupadas por los yihadistas, la pérdida de viviendas y propiedades y el riesgo permanente a morir entre el fuego cruzado, millones de sirios optaron por dejar sus territorios y buscar amparo en lugares seguros. Siria enfrenta la peor crisis humanitaria vista en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial, con cifras que superan los cuatro millones de refugiados y cerca de 11 millones de desplazados a consecuencia de la guerra.
Ya nadie se asombra de leer titulares de prensa que resaltan los miles de refugiados sirios que esperan un tren hacia Europa en la frontera entre Grecia y Macedonia, buscando llegar a Alemania, Francia o a cualquier nación que los acoja como asilados.
El terror, la miseria, y sobre todo la falta de seguridad ciudadana en los lugares ocupados por las bandas terroristas del Estado Islámico (EI) y el Frente al-Nusra, entre otras organizaciones extremistas armadas presentes aquí, provocaron esta estampida humana que coloca a Siria hoy entre los primeros emisores de refugiados.
Las cifras son escalofriantes: casi 1.200.000 sirios refugiados en Líbano, más de 832.000 en Turquía, 612.000 en Jordania, 217.000 en Iraq y 138.000 en Egipto, sin contar otras decenas de miles desperdigados por Europa, América y otros rincones del mundo.
¿Qué los impulsa a abandonar su país?
Después de más de 50 meses de cruenta guerra, la imposición de dogmas religiosos en las zonas ocupadas por los yihadistas, la pérdida de viviendas y propiedades y el riesgo permanente a morir entre el fuego cruzado, millones de sirios optaron por dejar sus territorios y buscar amparo en lugares seguros.
Pero estas no son las únicas causas de estos masivos desplazamientos. También responden a maniobras políticas diseñadas por los estrategas que organizaron esta guerra y que están dirigidas a generar el caos, la fragmentación del país.
Pero sobre todo, para debilitar a las fuerzas armadas del Gobierno sirio de potenciales combatientes que refuercen la capacidad del ejército y las milicias.
Según el intelectual francés Thierry Meyssan, fundador de la Red Voltaire, además de las razones lógicas que impone el conflicto armado entre la población civil, esta oleada de inmigrantes es consecuencia de la estrategia diseñada por Estados Unidos para la región y puesta en práctica a partir del 2001.
En una reciente entrevista ofrecida por Meyssan al sitio serbio Geopolitika, afirmó que "Washington ya no trata de apoderarse del control de los estados, sino de destruir los estados y de imponer un caos que hace imposible organizar nada sin contar con la voluntad estadounidense".
Para el analista galo, todo se basa en la aplicación de las teorías del filósofo Leo Strauss —paradigma teórico de muchos oficiales del Departamento de Defensa norteamericano—, las que afirman que "el verdadero poder no se ejerce en una situación de inmovilidad sino, por el contrario, mediante la destrucción de toda forma de resistencia".
Mirada internacional
Recientemente, la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA), Ertharin Cousin, solicitó a la comunidad internacional unos 163 millones de dólares para garantizar el apoyo a los refugiados sirios en distintos países.
En particular, para atender las necesidades de cerca de 1,5 millones que viven hacinados en Jordania, Líbano, Turquía, Iraq y Egipto. Según datos publicados por medios de prensa y ofrecidos por la Comisión española de Ayuda al Refugiado (CEAR), en estos momentos una de las principales vías de salida para los refugiados sirios es a través de las mafias migratorias.
Muchas familias refugiadas —subraya un informe de CEAR— reúnen sus ahorros y llegan a pagar a los traficantes hasta 4 500 euros por el viaje de un solo pasajero a Europa, que incluye el billete de avión, el pasaporte y la documentación falsa.
Explica que los refugiados suelen permanecer en Turquía varios meses esperando instrucciones de la mafia para desde allí, y sin levantar sospechas, volar a diferentes países de América Latina, como Colombia y Brasil, aunque los itinerarios aéreos pueden variar.
Este caos humanitario afecta fundamentalmente a los niños, ya que las condiciones médicas, alimentarias, escolares y psicológicas se encarecen y dificultan, y dejan un saldo de más de cinco millones de pequeños refugiados o desplazados y la alarmante cifra de 10 000 infantes muertos a consecuencia de la crisis.
También se impone la miseria en la que se encuentran las familias de los desplazados y refugiados que obliga, principalmente a los niños, a dedicarse a la mendicidad, o a buscar cualquier forma de subsistencia.
Realidades inmediatas
Esta es la situación que vive Siria hoy, con una población que se debate entre dos fuegos, con más de 240.000 muertos a consecuencia de la guerra, y ante la mirada de países desarrollados que siguen apostando al terrorismo, como vía expedita para conseguir sus propósitos hegemónicos y expansionistas.
Mientras tanto, las familias sirias siguen buscado vías de escape, aunque tengan que superar obstáculos, más allá de las balas.
El Gobierno de Turquía ordenó en fecha reciente la construcción de un muro de concreto de tres metros de alto en un tramo de ocho kilómetros de la frontera común con Siria.
Aunque los voceros del gobierno encabezado por el presidente Recep Tayyip Erdogan se apuraron en decir que la medida se adoptó a consecuencia de la reciente ola de ataques terroristas en el sur del país, está claro que lo que busca es frenar el flujo migratorio desde los poblados sirios.
Por otro lado, los traficantes de seres humanos lucran, con ganancias que apuntan a casi medio millón de dólares en cada travesía clandestina por mar, un terrible cementerio que sigue cobrando vidas inocentes.
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