Fue durante la Segunda Guerra Mundial cuando Alemania impuso su huso horario a Francia. Lo asumieron el Reino Unido y Portugal. El 2 de mayo de 1942, España les siguió los pasos para granjearse la simpatía del dictador Adolf Hitler y, según explican algunos expertos, para coincidir, por razones bélicas, con el horario alemán. Pasada la contienda, Portugal y el Reino Unido volvieron a su horario habitual, pero España no. La situación sigue sin corregirse, pese a que sería el primer paso para ajustar los horarios de trabajo del país, lo que, de acuerdo con la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe), reduciría los siniestros laborales, el absentismo e, incluso, el fracaso escolar; además de facilitar las relaciones comerciales con el resto de Europa e incrementar la felicidad de los ciudadanos, que tendrían más tiempo para dedicarle a la familia, al ocio y al descanso. José Luis Casero, secretario general de Arhoe, ha asegurado que su organización propondrá al Gobierno que el próximo mes de marzo España "no toque la hora y se ajuste al huso de Greenwich", lo que permitirá abandonar ese jet lag en el que vivimos cuando el reloj cambia la hora cada verano e invierno.
Cualquier objeto material puede ser sustituido en caso de robo. El tiempo, sin embargo, no.
Si consideramos que la frase "el tiempo es oro" -se le atribuye a Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, e inventor del pararrayos- es cierta, está claro que ni los minutos, ni tan siquiera los segundos se pueden perder y mucho menos en el puesto de trabajo. Significaría que estaríamos dejando de ganar dinero o peor aún, perdiéndolo.
Iberdrola fue una de las primeras empresas españolas en poner en marcha un programa de racionalización de horarios entre su plantilla. Afecta a 9.000 empleados, que entran a trabajar a las 7.15 horas y salen a las 15.30, con un margen de 39 minutos en el horario de entrada y salida.
¿Qué ha conseguido con esta medida la compañía energética? Incrementar cada año su productividad en 500.000 horas laborales, es decir 55,5 horas por empleado. La medida se puso en marcha en el 2008, así que en estos seis años ha logrado meterse en el bolsillo a través de horarios más racionales tres millones de horas de trabajo. Pero es más, según los estudios llevados a cabo por Iberdrola, la implantación de la jornada continuada ha reducido en un 10 % tanto los índices de accidentes laborales como de absentismo. El 25% de los accidentes se producían en horario de tarde, después de las horas de la comida.
¿Por qué si es tan beneficioso este tipo de horario las empresas no lo ponen en marcha? Según José Luis Casero, por tendencia, por ser reacias al cambio. Considera el experto que alargar la jornada laboral más allá de las 6 de la tarde no tiene sentido, y si se hace, es por "las comidas de trabajo de los responsables de las compañías. Pero, en las empresas no todos son jefes", recuerda. Entiende que el horario laboral se tendrá que aplicar dependiendo del modelo de negocio, pero siempre de una manera racional. La productividad en España no se corresponde con el tiempo que se pasa en la oficina. Al contrario, si estás más del que te corresponde por nómina, parece claro que has perdido parte de tu jornada laboral. Esta es la filosofía que aplican grandes compañías europeas como Kenzo, que, eso sí, pagan las horas extra a sus trabajadores.
Todo un detalle por el que empezar.
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