Cientos de animales han aparecido muertos en esta zona rusa, declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.
Los análisis muestran un exceso de derivados del petróleo de hasta cuatro veces por encima de lo permitido.
Greenpeace se ha desplazado a la zona y solicita al gobierno ruso una actuación inmediata y un endurecimiento de la política ambiental del país.
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