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El ERE planteado por CaixaBank en Barclays ha hecho estallar una guerra laboral sin precedentes en la banca española. La plantilla del banco británico ha dedicido revocar su comité de empresa, formado al 50% por UGT y CCOO, para encargar las negociaciones al bufete Jiménez de Parga, según fuentes de la entidad. Esta decisión se ha tomado en una asamblea celebrada el viernes a mediodía y se explica porque los trabajadores consideran que los sindicatos no están defendiendo con suficiente contundencia sus intereses en un ERE muy duro, sino que priorizan la situación de los propios miembros del comité.
Después de las dos primeras reuniones del comité de empresa con los representantes de Caixabank, en las que se ha comunicado que habrá 1.120 salidas y las condiciones ofrecidas para las mismas, un grupo de empleados decidió consultar con el citado bufete, el único que consideraba que estaba a la altura del asesor de la entidad catalana: Sagardoy. Según una de las fuentes citadas, Jiménez de Parga les dijo que tenían tres opciones: no hacer nada, dejarles asesorar al comité de empresa en las negociaciones o, si los sindicatos se oponían, revocar el comité.
Como era de esperar, ambos sindicatos se han opuesto a la participación del despacho: UGT se ha negado rotundamente y CCOO ha "dado largas" para poder constituir la mesa negociadora sin injerencias. Ante lo cual, la plantilla ha celebrado una asamblea este viernes en la que se han recogido cerca de 700 firmas para solicitar la participación directa de la plantilla en la negociación, asesorada por Jiménez de Parga, y, "de no ser aceptado por la comisión negociadora, convocar asamblea de revocación del comité de empresa del banco", según las citadas fuentes.
Según la legislación laboral, si los sindicatos no ceden en su postura, la plantilla tiene un plazo de 10 días para constituir un nuevo comité de empresa. Se da la circunstancia de que el próximo lunes está convocada una nueva reunión con Caixabank a la que pretenden asistir los actuales representantes de los trabajadores sin Jiménez de Parga. Una reunión que pretenden impugnar los trabajadores para que sea considerada nula.
Falta de contundencia sindical
Fuentes sindicales indican que no existe motivo alguno para esta reacción de la plantilla y que "estamos en el inicio de un proceso que debe afrontarse con un espíritu de negociar de buena fe", lo que justifica su rechazo a que ningún asesor externo ajeno a los sindicatos se incorpore a la mesa negociadora. No obstante, los trabajadores entienden que sus representantes no han respondido con suficiente firmeza a los planteamientos de Caixabank; de hecho, aseguran que este mismo comité aceptó los dos ERE anteriores que ha sufrido Barclays y que las condiciones actuales son incluso peores que las de aquellos procesos.
"No parece una respuesta muy contundente dejar la huelga para el final de la negociación o convocar una concentración delante del Caixafórum de Madrid un domingo", señala otra de las fuentes. ¿A qué obedece esta aparente laxitud? Aquí algunos trabajadores se muestran muy críticos con el comité: "Están buscando salvar su propia situación y no se lucha igual cuando sabes que tu cuello no está en juego".
Ahora se abre un proceso de incertidumbre sobre el futuro de la negociación del ERE, con la reunión del lunes y la probable revocación del comité de empresa. Algo que parece que, como mínimo, alargará los plazos previstos por la entidad que preside Isidre Fainé, pero que puede complicar mucho más las cosas: "Es evidente que el ERE se inicia en un clima de conflictividad extraordinariamente inusual que hará complicado se concluya de manera negociada", señalan las fuentes de la plantilla.
La oferta de Caixabank
La propuesta inicial de Caixabank se divide, como es habitual, en prejubilaciones para los mayores de 53 años y bajas voluntarias para los menores de esa edad. En el primer caso, ofrece una indemnización del 70% del salario neto hasta los 61 años, descontando la prestación por desempleo, con un máximo de 180.000 euros. En el segundo, propone a los afectados una indemnización de30 días por año trabajado con un tope de 24 mensualidades, a la que se añade un plus de 1.000 euros por cada tres años. El máximo por todos los conceptos es el mismo que en el primer caso, 180.000 euros.
Estas condiciones se aplican a las bajas voluntarias. Si no se alcanzan las 1.120 salidas previstas, las bajas serían forzosas con peores condiciones: 28 días por año trabajado con un máximo de 22 meses, con el mismo tope que las anteriores.
A ver cuando hacemos nosotros lo mismo en Atos, pero echamos también a CGT, a todos juntitos al paro, a ver si trabajan un poquito
ResponderEliminarPor favor, habría que ser más serios y estrictos con las noticias que se dan. Esta es incierta.
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