Desde CGT vamos a poner el foco en la parte de la citada directiva que afecta a la plantilla, y que no es otra cosa que la formación que necesitamos para acreditar las competencias exigidas. Formación por otro lado que debiera ser, sin ningún lugar a dudas, computada como tiempo efectivo de trabajo.
Es competencia de la CNMV la transposición al ordenamiento jurídico español de la directiva, así como la fijación del marco regulatorio de la formación de los asesores y sus certificaciones. Lamentablemente a fecha de hoy, este organismo no ha hecho sus deberes. Peor aún, no tiene claro siquiera, si regulará una lista de certificaciones reconocidas o si publicará exclusivamente los criterios que estas deban tener.
Ante esta falta de regulación, las entidades financieras han procedido a fijar sus propios planes de formación, contratándola a distintas escuelas de negocios -Banco Santander a IE Business School, experta en formación online- que serán las que deban emitir las certificaciones oportunas.
No obstante, la citada directiva marca diferencias entre el grado de conocimientos que deben acreditar quienes realizan funciones de asesoramiento (select, directores de oficina y empresas) y quienes realizan solamente funciones de información (subdirectores, ejecutivos comerciales, jefes op. select y el equipo de operaciones de Banca Privada). El resto de figuras no estarían, en principio, dentro del ámbito la directiva.
Debido a esa diferenciación el Banco ha definido dos cursos: uno de 7 módulos formativos (156 horas) y otro de 6 (116 horas) respectivamente. No obstante, deberemos añadir, según estudios de las propias escuelas de negocio, unas 4 horas adicionales por hora lectiva para consolidar los conocimientos. El primero de ellos se inició en octubre del año pasado y finalizará en octubre/noviembre de este. No debemos olvidar que esta formación está financiada con fondos públicos –lo que es un negocio redondo para algunos- y se está llevando a cabo fuera de la jornada laboral, con el consiguiente fraude que ello produce a las arcas de estado por la evidente prolongación de jornada no retribuida, ni cotizada que lleva aparejada.
A fecha de hoy no tenemos ninguna información por parte del banco sobre el qué, dónde, cuándo, para qué y porqué es que lo qué está estudiando la plantilla. A esto hay que añadirle las muchas incógnitas que sobre este tema nos trasladan las personas afectadas y que el Banco no ha despejado interesadamente. Obviamente el tiempo juega a su favor:
¿Cuándo estudiamos? ¿Qué medidas de compensación tiene pensado el Banco si nos obliga a estudiar fuera del horario laboral? ¿Qué pasa si no aprobamos? ¿Si el director suspende, bajo qué supervisión trabajamos? ¿Está prevista la formación presencial para complementar la formación online? ¿Cómo se nos va a facilitar el estudio a aquellos que llevamos décadas sin estudiar y hemos perdido el hábito de estudio? ¿Si suspendemos, tendremos plan de apoyo? ¿Qué responsabilidad tenemos una vez que aprobemos? ¿Estaremos amparados por algún seguro de responsabilidad civil? ¿Se contemplará la objeción de conciencia a la hora de comercializar determinados productos? ¿Cómo encaja en todo esto la nueva vuelta de tuerca en la presión comercial? ¿Se van a reducir el resto de cursos? ¿Se han medido los riesgos psicosociales que esta formación está provocando en la plantilla? ¿De dónde vamos a sacar el tiempo quienes tenemos cargas familiares? ¿Qué pasa con las personas que están o estarán de baja o excedencia? ¿Quién pagará las futuras recertificaciones?, etc…
Un sinfín de cuestiones que están afectando a la plantilla y que desde CGT exigimos a la Empresa que las clarifique de manera inmediata. Una plantilla que, como tantas veces se siente nuevamente dejada a los pies de los caballos. El ansiado compromiso se gana día a día.
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