domingo, 29 de marzo de 2020

Coronavirus: ¡¡Hay que ver qué cosas!!

El 8-M Vox metió 9.000 personas en un pabellón con gente de todo el país que luego volvieron a sus territorios. Con Ortega Smith enfermo dando besos y abrazos a todo el mundo después de haber estado en Milán, zona de riesgo.  

Ciudadanos y PP llamaron a participar en las manifestaciones del 8-M. Y sus dirigentes asistieron.

El 9 de marzo se registra un pico de contagios sin precedentes. Por el periodo de incubación son contagios de una semana atrás. Es cuando las autoridades sanitarias toman conciencia de que el virus está descontrolado.
 
Feijóo celebró el 9 de marzo un acto de campaña por las elecciones gallegas. El 10 de marzo, con el virus ya descontrolado en Madrid dijo: "El comité de campaña electoral valorará qué actos no tienen problema y podemos seguir manteniendo, y qué actos podemos valorar si continúan o no continúan". Pretendía seguir con la campaña y sus mítines... el 10 de marzo.

El 10 de marzo el PP se negaba a que se suspendiera el pleno del Congreso, cuando ya se sabía que había algunos diputados afectados. Querían meter 350 personas allí, en contacto además con trabajadoras/es, técnicos y periodistas. Ese mismo día por la tarde Ayuso decidió que el acto homenaje de los atentados del 11 de marzo se celebrase, pero con menos aforo. 

El 7 de marzo y el 8-M cientos de miles de personas fueron a espectáculos deportivos, culturales y a misas. En recintos cerrados con cientos, miles o decenas de miles de personas. Entre ellos, un mitin de Pablo Casado (PP).

El 9 de marzo unos 1,2 millones de estudiantes madrileños (escuelas infantiles, colegios, institutos y universidades) fueron a sus aulas y compartieron pupitres.

Desde el 10 hasta el 13 de marzo, miles de universitarios a los que Ayuso les había cancelado las clases aprovecharon para ir a las discotecas. Llenas hasta la bandera.

Del 1 al 14 de marzo centros comerciales y supermercados petados. Terrazas y bares hasta los topes. Vida normal. Incluso cuando ya empezaba a resultar evidente el desborde de la epidemia. Y el Metro de Madrid hasta los topes. Hasta el 14 de marzo.

La Asamblea de Madrid tenía previsto celebrar un pleno el 13 de marzo. No lo canceló hasta sólo un día antes. Ese día, el 12 de marzo, las Cortes Valencianas celebraron un pleno con normalidad pese a que la portavoz de Vox había dado positivo en Coronavirus.

El viernes 13 de marzo, tras cinco días con las cifras de contagiados por las nubes en Madrid, Ayuso decide por fin cerrar algunos comercios. Pero no todos. Los servicios profesionales (peluquerías, fisioterapeutas, sucursales bancarias...) los dejó abiertos. Con las cifras de contagios por las nubes.

La semana previa al 8 de marzo se avisó desde las autoridades correspondientes a las Comunidades Autónomas de la necesidad de tomar medidas en las residencias de mayores. No se tomaron. La gente siguió además yendo a visitar a sus familiares allí internos, como siempre. Como si nada pasara.

El 5 de marzo, el Ministerio de Trabajo había sacado una guía de actuación frente al Coronavirus, como prepararse para el Teletrabajo. La Patronal de empresarios la rechazó calificándola de (literalmente) "alarmista".

Cuando el clima de alarma iba en aumento, del 10 al 13 de marzo, cientos de miles de personas salieron huyendo de los sitios que consideraban de riesgo, dando por hecho que no estaban infectadas y que su comportamiento no suponía riesgo alguno para nadie. Y que era una forma de protegerse.

Antes del 14 de marzo, hubo todo tipo de resistencias, políticas y ciudadanas, a que eventos como las Fallas o la Semana Santa fueran canceladas. Su cancelación se llevó a cabo una vez las evidencias de la situación eran irrebatibles. Y no sin las consecuentes muestras de enfado por tales decisiones en no pocos casos.

Y el 16 de marzo, Vox pidió volver a abrir todos los comercios en pleno pico del contagio.

Cuando la enfermedad estaba en China casi que se trataba con desprecio. Sus medidas de confinamiento nos parecieron propias de un estado autoritario. Esos chinos locos que ante una gripe de na encierran a decenas de millones de personas. El periódico de derechas "El Mundo", la calificaba de "simple gripe".

Pero sí... PP, Ciudadanos y Vox sabían lo que iba a pasar. Tu cuñao el que fue con el suegro al fútbol sabía lo que iba a pasar. Tu primo el de Vox que criticaba el 8-M tomándose una cervecilla en la terraza del bar sabía lo que iba a pasar. Tu vecino el que se fue a llenar los carros de papel higiénico al supermercado y luego a darse una vuelta con los niños al centro comercial lo sabía. En las puertas de las Iglesias y en las residencias de mayores, beatos y familiares no hablaban de otra cosa, porque lo sabía. Y tú y yo, por supuesto, lo sabíamos. Todo el mundo lo sabía. Menos el Gobierno y sus equipos de expertos, todo el mundo lo sabía. Y, por supuesto, la culpa es de las manifestaciones del 8-M feminista aunque tú estuviste en el gimnasio, de barbacoa y de compras de ropa hasta el 14 de marzo.

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