Este compañero ha luchado por su puesto de trabajo como un trabajador más y su lucha no ha sido en balde. Siempre decimos que los puestos de trabajo no se venden, se defienden, y José Carlos ha luchado su derecho al trabajo, a la libertad sindical y a la libertad de expresión hasta las últimas consecuencias.
La empresa se lo ha intentado quitar de en medio ofreciéndole hasta cinco veces más la cantidad que le hubiera correspondido por el despido improcedente sin readmisión. Estamos hablando de indemnizaciones que las empresas no están obligadas a pagar y que, de haberla aceptado, significaba vender una herramienta de todos los trabajadores, como es un delegado valiente de CGT, por una salida individual. La dignidad del compañero ha quedado de manifiesto rechazando todas las ofertas que se le han puesto encima de la mesa y solicitando únicamente volver a su puesto de trabajo, con su mismo horario y con los mismos derechos y obligaciones que el resto de trabajadores de Transcom.
La dignidad no se compra ni se vende, la dignidad se demuestra.
LA LUCHA SIGUE, LA LUCHA SIRVE
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